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Desde que puedo recordar, siempre me hablaron del Ángel de la Guarda como un ser etéreo que nos vela en nuestros sueños y en nuestra vida, pendiente de que no nos ocurra nada. Hasta que un día te empiezas a cuestionar casi todo lo que te enseñan cuando eres pequeño; y piensas que si todos tenemos un "cuidador", nunca debería pasarnos nada malo ¿no?
La verdad es que hay veces que estamos tan cerca de una catástrofe que parece imposible que salgamos ilesos. Es cuando solemos decir eso de "Pabernos matao" 😉
Y entonces volvemos a plantearnos si no será verdad que tenemos a alguien velando por nuestra seguridad. Pero.....¿son ángeles o personas de carne y hueso que aparecen cuando más les necesitamos? Supongo que da lo mismo y que cada uno, según sus creencias, tendrá una imagen determinada de cómo es su salvador.
Yo, hace años, tuve una imagen de lo más real del mío....o de la mía, para ser más exactos. Estaba cruzando un puente que hace poco arreglaron, pero que en ese momento tenía unas aceras bastante estrechas para la cantidad de peatones que lo cruzamos, con un riesgo considerable debido al mucho tráfico que circula por la calzada.
El caso es que iba yo andando por mi derecha, que era el borde más cercano a la calzada, cuando de frente veo a un tipo que, para resumir, calificaré como el típico macho ibérico: no muy alto, robusto, pelo en pecho y andares agresivos, que, cansado de ir detrás de una pareja anciana con el carrito de la compra, decidió adelantarles justo cuando llegaba a mi altura. Le vi venir, claro que sí, pero me resultó imposible apartarme porque no había sitio; así que recibí un dolorosísimo empujón en el hombro y me vi caer a la calzada. Todo duró apenas un segundo, pero recuerdo que pensé "me ha matado", mientras veía la cara sorprendida del conductor que venía de frente y al que le era imposible frenar........y vi el brazo de una mujer que venía detrás del macho alfa que, con unos reflejos increíbles, me agarró al vuelo y me metió en la acera otra vez. "Pero qué bestia", me dijo después de asegurarse de que me encontraba bien. Todo el mundo se paró......excepto él, por supuesto, que siguió como si no hubiera estado a punto de matar a una persona.
Así que, desde ese momento, estoy segura de que, efectivamente, puede que no tengamos un ángel tan encantador como el de "¡Qué bello es vivir!", pero sí hay algo que nos protege y se asegura de mantenernos en perfecto estado. Unos lo llamarán "destino" o "suerte" y, para otros, simplemente es nuestro Ángel de la Guarda😊
Texto Ana María Blanco Estébanez
Todos los derechos reservados
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